lunes, 26 de diciembre de 2016

¿Te acuerdas de Robert Prosinecki?



- Pudo ser más pero fue lo que él quiso. Así resumiría yo la trayectoria balompédica de Robert Prosinecki (pronunciado como Prosinechki), un mediapunta que lo tenía todo para triunfar en el fútbol y cuya forma de ser le privó de ello. No hay duda de que era una estrella, un genio del balón, pero a Prosinecki también se le relacionó mucho con la vida nocturna. Otro vicio que tenía era el tabaco, y es que el centrocampista tenía por costumbre fumar incluso en los calentamientos pre-partido. De su fracaso deportivo también tuvieron gran parte de culpa las lesiones musculares.

Aunque no se puede hablar de fracaso total, pues éste crack ha militado en el Barcelona, Real Madrid y Sevilla, entre otros. En España se hizo más popular que su famoso anuncio del muñeco "Prosickito", aquel que nos invitaba a irnos de fiesta. También ha participado con dos selecciones: Yugoslavia y Croacia.

Prosinecki con la Selección de Yugoslavia.
- Prosinecki nació en Schwenningen (Alemania), 12 de enero de 1969. Pese a no haber podido nacer en la tierra de sus padres, un Robert de niño se trasladó a Yugoslavia junto a su familia. Quizás fuera ahí donde comenzó su leyenda deportiva.
Tras formarse en el Kickers Stuttgarter alemán y en el Croacia de Zagreb, el mediocampista pasó a fichar por el Estrella Roja de Belgrado en 1987. Con este club alcanzó sus mayores éxitos deportivos. Consiguió tres ligas yugoslavas y la Liga de Campeones en 1991. Así empezó a demostrar sus mejores cualidades para convertirse en el jugador más deseado de Europa. Y no hay que obviar su excelente papel con la Selección de Yugoslavia juvenil, en el Mundial de Chile 1987, en el cual salió nombrado como mejor jugador. Robert tenía todo aquello que solamente poseen los jugadores de gran nivel: técnica, visión de juego, buen pase y gol. Y no debemos olvidarnos de sus lanzamientos a balón parado, donde Prosinecki era todo un artista. Sobre todo destacaba por su habilidad para el pase corto, el regate y la conducción del balón. Eso sí, se le acusaba de retener demasiado el balón, un fallo por el que se le llegó a criticar en demasía.

Aún así, Robert Prosinecki ya se había convertido en toda una estrella, por lo que acabó abandonando tierras balcánicas para fichar por el Real Madrid. Llegó en el mes de junio de 1991 y, en principio, su fichaje causó mucha ilusión entre el madridismo, pero el croata no alcanzaría el éxito esperado. Ya en su primer año comenzaron las lesiones musculares y tan solo pudo disputar tres partidos de liga dejando un evidente sello de calidad con un gol. Las dos siguientes temporadas fueron ligeramente mejores, pero sin llegar a convencer, por lo que la directiva madridista decidió cederlo a un club cercano.

Prosinecki se fue cedido al Real Oviedo, donde jugaría durante la campaña 1994\95. Parecía haber recuperado el nivel futbolístico, así que el F.C. Barcelona decide contratar al jugador cuando el Atlético de Madrid también andaba tentándole.
Finalmente se viste de blaugrana y permanece dos temporadas (1995\97) en las que gana tres títulos sin tener mucho protagonismo: Recopa de Europa, Supercopa de España y Copa del Rey. En esa última campaña en la que se ganan los títulos, el mediocampista balcánico acabó cedido en el Sevilla C.F. a partir del mercado de invierno. El llamado "Žuti" (Rubio) marcó sus últimos cuatro goles en España con la camisola sevillista.

Posteriormente pasaría por varios clubes europeos. Retornó al Croacia Zagreb y de ahí paso por el Hrvatski Dragovoljac, Standard de Lieja, Portsmouth, Olimpija Ljubljana, NK Zagreb y Savski Marof. En 2005 abandona la práctica del fútbol para empezar una nueva carrera como entrenador, llegando a dirigir las selecciones de Croacia y Azerbaiyán, además de algún que otro equipo.

Robert Prosinecki durante el lance de un partido del Mundial de Francia 1998

- Ya he mencionado la etapa juvenil de Prosinecki con Yugoslavia y su condición de estrella en el Mundial de juveniles de Chile en 1987. Aquella generación de oro yugoslava no duraría mucho, pero aún coincidirían en el combinado absoluto hasta su desaparición. Con Yugoslavia llegó a disputar quince partidos en los que marcó cuatro goles. Aún jugaría el Mundial de Italia 90 antes de la extinción del clásico de los Balcanes.

Robert también defendió los colores de Croacia, en la que disputó 49 partidos y celebró diez goles de su cosecha. Con la ajedrezada disputó la Eurocopa de Inglaterra en 1996 y el Mundial de Francia 98, donde los croatas realizaron un sorprendente torneo para dejar a Croacia como la tercera mejor del mundo. El último evento importante en el que se le pudo ver fue en el Mundial del 2002, donde apenas tuvo protagonismo al disputar un solo encuentro.

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